ESTO NO ES UN KALACHNIKOV

Aunque los libros de Historia del Arte recojan recurrentemente una sola de estas obras, Magritte proyectó su “Ceci n’est pas un pipe” como una serie (“Ceci n’est pas une…”, “Ceci continue de ne pas être une pipe”, etc.; a lo largo de diferentes dibujos y de composiciones distintas para dibujos parecidos). De hecho, la idea, la trampa de la serie, está implícita como punto de fuga en cualquiera de esas obras tomadas una a una.

Uno de los últimos trabajos del pintor Pierre Marquès, la serie de kalashnikovs que aquí se presenta, tiene algunos puntos en común con este tipo de maquinaciones (no sólo porque una “pipa”, en argot, sea una pistola). AK-47 pintados con plantillas sobre papel impreso del que se conserva una parte de la imagen (que de este modo se transforma en la epidermis del fusil de asalto más popular del siglo pasado) así como una parte del texto (transformado a su vez en el contrapunto que completa el trompe l'œil).

Pierre Marquès es uno de esos artistas contemporáneos que no se ha creído la patraña de la “muerte de la pintura” y ha seguido en su trinchera contemplando, imagino que con cierto humor distante, cómo durante los últimos tiempos la dictadura de la “experiencia” artística y la instalación patillera le han dado, en tantos casos, nuevos argumentos al término “papanatas”.

A pesar de su férrea convicción pictórica, y a través de la seriación del objeto pintado y de su sucesiva pérdida de peso narrativo, estas pinturas se convierten paulatinamente en poesía, ganando cada vez mayor importancia la cláusula que completa el tándem (kalashnikov + texto encontrado): máximas cargadas de ironía que una y otra vez refuerzan la idea de que esto no es un kalashnikov. Pero sí lo es. Brossa hacía algo parecido con sus poemas visuales y sus poemas objeto. Así pues, cada una de estas pinturas conforma un complejo sistema artístico, si tenemos en cuenta que, además, nunca consiguen dejar de ser lo que era antes el lienzo sobre el que se practica la malversación: una publicidad, una hoja de papel de embalar (Louis Vuitton, Chanel), la hoja de un periódico (La Vanguardia, en el caso de la serie “Arte de vanguardia”), de una revista especializada (en jardinería, en pornografía, etc.).

Y sobre todo, Marquès ha conseguido algo que muchos le envidiaremos siempre: traficar con armas a plena luz del día.

Robert Juan-Cantavella
para la revista Quimera n°299
BARCELONE